
Anthropic
En 2019, la historia de la inteligencia artificial tomó un giro de telenovela cuando Microsoft decidió soltar la cartera y puso nada menos que 1000 millones de dólares en las manos de OpenAI.
Pero aquí es donde la trama se pone picante, porque para aceptar ese dineral, OpenAI, que antes se las daba de altruista, montó una división con ánimo de lucro. O sea, de la noche a la mañana, la misión de salvar al mundo se convirtió en «salvemos nuestra cartera pero haciéndola crecer».
Y claro, como en cualquier buen drama, esto no le sentó nada bien a un montón de los cerebritos de la empresa.
Esto desató una serie de chismes y traiciones dignas de un capítulo de «Game of Thrones».
¿Pero creen que ahí acabó todo? Para nada. Un grupo de científicos, que estaban más que hartos con el chisme y desacuerdo con Microsoft, decidieron decir «¡Hasta aquí!» y en 2021 fundaron Anthropic. Y no, no es una marca de ropa, sino una empresa dedicada a hacer IA pero de la buena, de esa que promete ser segura y no venderse al mejor postor.
Y aquí viene el nuevo bebé de la familia, el chatbot Claude, lanzado al mundo en 2023. Este no es un chatbot cualquiera, no señor, es uno que muchos dicen que le da mil vueltas a ChatGPT. Le pusieron Claude, por Claude Shannon, un tipo que, allá por 1948, nos enseñó que los problemas matemáticos se resuelven con ceros y unos. Y en un giro de guión, decidieron darle un nombre masculino; que ya estamos cansados de Siris, Alexas y Cortanas.
Anthropic, a diferencia de su madre OpenAI, no se anda con medias tintas. Es una compañía de beneficio público, lo que significa que, sí, hacen dinero, pero también tienen que demostrar que están haciendo algo bueno con él y no solo llenándose los bolsillos.
Y es que el gran misterio de la IA moderna es que son como cajas negras: metes cosas, salen cosas, pero ¿qué pasa dentro? Nadie tiene ni idea, así que han ideado una forma de entrenar a su IA con una especie de “constitución” le dan ciertas reglas y ponen una especie de «ventanas» para espiar qué pasa dentro de ese cerebro digital, que antes era más misterioso que la receta secreta del pollo de KFC.
En fin, Anthropic está jugando en las grandes ligas, recibiendo inversiones de titanes como Google y Amazon, y tratando de mantenerse como el nuevo niño bueno del barrio en el mundo de la IA, prometiendo que van a jugar limpio. Pero como bien sabemos, en el mundo de la tecnología, como en el amor y en la guerra, todo se vale.
Así que, ¿será Antropic el héroe que nos salve de una IA desbocada o terminarán vendiéndose al mejor postor? Eso, amigos míos, está por verse. Y recuerden, en el mundo de la IA, como en el buen stand-up, lo importante no es solo hacer reír, sino también hacer pensar.